jueves, 29 de noviembre de 2012

No hay opción


 Hago míos tus demonios
y me desangro en lágrimas,
ojeras y caras lánguidas
son el más fiel testimonio.
 Que se evapore este agobio
bajo una ducha caliente,
que se esfume de repente
o se convierta en irrisorio.
 Deseo traspasar lo corpóreo
y me estampo contra un muro,
me levanto, me sacudo
y vuelvo a intentarlo otra vez.
 Y no es memoria de pez
lo que hace sangrar mis heridas,
son las noches mal dormidas
tras tropiezos y traspiés.
 Emociones tan intensas
que me vuelven del revés,
sobran ganas, faltan fuerzas,
no hay opción, resistiré.

Adicción


 Me arrastra hacia lugares donde sé que no hay salida,
me condena a seguir sus pasos más allá de lo legal,
sabemos que intentan cogernos y nos vemos a escondidas,
pero ella controla las riendas y yo me dejo llevar.
 Tantas cosas por hacer y tantas horas malgastadas
en convertir nuestras vidas en algo más que respirar,
cinturones de autovías a la ciudad acorazan,
los pueblos se mueren de viejos y parece tan normal...
 Tan normal como pensar que si no tienes no eres,
como hacer de una minucia una cruzada mundial,
tan normal como culpar de tus miserias al vecino,
tan normal como un cretino en un sillón presidencial.
 Del curro a casa, de casa al curro y los findes a comprar,
afortunado si encuentras a la primera un hueco donde poder aparcar
y si la mierda que te pagan te permitiera algo ahorrar,
una vez al mes de farra pa poder desparramar.
 Bienvenido a las delicias del famoso liberalismo,
que te permite elegir entre mil marcas de champú,
léete bien los ingredientes, pues todos llevan lo mismo,
injusticias y egoísmo, ¿lo demás lo escoges tú?.


Bien morao


 Castigo mi hígado y mis pulmones,
mermo mi salud en busca de algo inexistente,
tres días sin comer después de uno de atracones,
y hasta el sueño me es infiel, pues va y viene de repente.
 Me construyo mis castillos con arena de ilusiones
pa que llegue una resaca y se los trague por las buenas,
aficiones y pasiones se convierten en problemas,
cuando siembras esperanzas y recoges decepciones.
 Me está bien empleao,
apaleao mejor que muerto,
y, si esto último se tercia,
que me pille bien morao.
 Me dejo llevar por la inercia,
me vuelvo a quedar tirao,
tres errores cada acierto,
pero estoy acostumbrao.