Pesadilla

Una noche desperté sin dientes,
me llevé las manos a la boca,
me aterroricé, pisé el suelo
y estaba todo plagado de serpientes.
Amenazas del tiempo a sus sirvientes,
pesadillas camufladas de ensueño,
tras una vida de diseño, se esconde la muerte omnipotente.
Todo el mundo puede ser benevolente,
y al minuto perder los nervios,
dejándose llevar por el férreo aroma de la sangre.
La atmósfera, envolvente,
impide pensar, por un instante,
que hay unas cuantas cosas en la vida,
que hoy no nos pueden resultar indiferentes.

Siniestramente perverso

De repente, todo se vuelve gris,
no encuentras motivo, ni aliciente,
sólo rostros sonrientes que no saben qué decir.
Te ves paseando sin rumbo fijo,
hacia algún lugar más de este gran presidio.
Seguro que nadie te lo dijo:
la opción más cobarde y más valiente a su vez...
es el suicidio.
Animales de sangre caliente que ocultan sus sentimientos,
bajo una fría capa de normalidad,
puedes vivir tu realidad,
mas, aunque tengas comida,
seguirás estando hambriento.
¿Quién quiere encontrar una salida,
habiendo rincones oscuros por los que bucear?
¿ por qué dejar pasar el momento,
en lugar de transformar el tormento en lección?.
¡maldición!
Vuelta otra vez a lo mismo:
El espejismo de los buenos recuerdos,
algunos sobreviven al olvido,
otros ya están casi muertos.
Bienvenido al país de los horrores,
donde la sangre es vino,
las cuchillas de afeitar son flores,
el pasado se confunde con el destino,
y las hostias curan todos los dolores.
Bienvenido al planeta de los sueños incumplidos,
donde no hay lugar para deseos, placeres o vicios prohibidos.
Como algo premonitorio,
dejas de sentir como sentías,
monotonía alimentando rutina que huele a purgatorio,
otro lunes que me fumo…
y yo pensando en tonterías.