viernes, 26 de julio de 2013

Metamorfosis

 Un cuerpo cubierto de orugas venenosas,
trozos de ropa arrastrados por el mar,
tallos plagados de espinas, sin rosas,
consumía mi cerebro, pensando en lo que hice mal.
 Vi una gran sombra acercarse
y cernirse sobre mi cabeza,
no era ningún monstruo, ni tenía suelto un cable,
sólo otra nebulosa de insidiosa y cruel tristeza.
 Lamí mis heridas a oscuras,
cargué sobre mis hombros el peso de la incomprensión,
si no estás a las duras, no esperes a las maduras,
entre hastío y sufrimiento, mi paciencia se agotó.
 Soporto las mismas cruces que el resto de los mortales,
no estoy ni arriba, ni abajo, no soy ni menos, ni más,
sé que soy afortunado, por eso no puedo quejarme,
el hambre no me ha golpeado, mas sueño con ella acabar.
 Sueño un mundo sin esclavos, tiranos, ni capital,
un mundo libre, de hermanos, iguales y en libertad.
Sueño...
y sé que nunca voy a verlo hecho real,
pero alimento mi empeño,
peleo con todas mis fuerzas
contra mis muchos defectos,
mis fallos y mi pereza
para tener y dar paz.

Niebla

 Siento la rabia en mi nariz... no es un olor,
la siento al coger aire y al echarlo,
no se trata de hacer daño, ni de infligir dolor,
es sólo un cuerpo extraño y necesito aniquilarlo.
 Me dejo llevar...
me perturba esta soledad no buscada,
en la acción desenfrenada
de no poder volver atrás.
 Compadécete de mí si no llegas a entenderme,
no soy yo, es mi situación la que esta noche habla,
pocas cosas existentes conseguirán sorprenderme,
alimento una ilusión, he gastado la esperanza.

Cieno

 Cállate.
Deja que el silencio nos envuelva
y entenderás que lo mejor que puedo darte es mi presencia.
 Mi insignificante ser se muere de ganas de algo más,
pero sólo puedo alimentarlo con pequeñas sensaciones.
 Hastiado e indiferente al mismo tiempo,
pero nunca resignado.
 Prefiero seguir siendo el raro,
en una tierra donde el odio es rentable y da sustento.
 Me alejo y me es ajeno
todo lo que no lleve tu nombre,
sigo tragando podredumbre,
hundiendo aún más mis pasos en el cieno.

Introspección VIII

 Trato de encajar el golpe
como buenamente puedo,
me faltan dedos en las manos y en los pies
para contar las veces que he besao la lona.
 ¿Será esta luna cabrona,
la que hace desbocarse mis sentidos?
¿Será el recuerdo o la persona
aquello que consigue que me sienta hoy abatido?
 No puedo escapar al deseo,
ni aplacar mis ganas de amar,
despejo las dudas y noto el mareo,
al pensar que, sin quererlo, te me vuelves a escapar.
Muero esta noche,
y no sé si mañana volveré a resucitar,
me siento como un fantoche
manoseao por sentimientos que no puedo controlar.
 Aprendí a mirar al suelo,
pero sigo tropezándome con las mismas piedras,
con las mismas historias de angustia y de desvelo,
en un tren que va sin frenos con destino a vías muertas.