martes, 31 de enero de 2012

99,99

¿Por qué los hipermercados no tienen ventanas?
¿Pa hacer perder la noción del tiempo
o pa que te pires cuando te venga en gana?
¿Pa qué ir al campo los fines de semana,
si hay un lugar aquí al lado
climatizado y con cosas baratas?
Un kilo de desvergüenza,
dos docenas de patatas
al triple de lo que le cuestan
a quien las siembra y las saca.
Así siempre salen las cuentas,
así abren en cualquier barriada,
comisiones encubiertas,
explotación tolerada.
Toneladas de comida vertidas a un contenedor,
donde se forma una fila de gente con dificultades,
algunos echan lejía, "son órdenes de la dirección",
ni se les ocurriría si sintieran qué es el hambre.
"Le vendemos felicidad por 99,99
si quiere puede pagarnos a plazos
para su comodidad",
saben cómo engatusar
(da igual quién se ponga delante)
e intentar condicionarte
para que consumas más.
Mangarles es todo un arte
y no las corridas de toros,
cámaras y vigilantes,
sin ruedo, espadas, ni mozos.
Papel de aluminio en el bolso,
ganchos para las alarmas,
mantener siempre la calma
y si se tercia, hacerte el tonto.
Yo miro por mi economía
y ellos tienen su negocio,
su ley y su policía,
sus licencias y sus rollos.
Mas soy yo el inadaptado,
y no el que deja a currantes
en la ruina o en el paro,
el que, a base de desplantes
sube el precio de la vida,
ni aquel que quiere estafarte
con rebajas bien medidas.

miércoles, 18 de enero de 2012

Versus

Me voy
para no volver,
me quedo
para regresar,
estoy
pero no sé ser,
y soy,
mas no quiero estar.
Ciego que no quiere ver,
mudo que no quiere hablar
texto sin tinta y papel
santo sin su pedestal.
No hay fuerzas para razonar,
si la razón se convierte en ley
apreciad lo que tenéis
pues siempre os lo pueden quitar.
Si es seguro estar dormido
y temerario despertar
prefiero no seguir vivo
a no saber lo que es volar.
Si reprimen con grilletes
lo que llaman libertad
mi voz será un estilete
que quiebre su mezquindad.
Las hipotermias, las fiebres,
los miedos, la deslealtad,
la desidia y la ira en ciernes
del delirio y la maldad.
Yo el David, tú mi Goliath,
caras iguales y opuestas
ideales e imperfectas
conforman una realidad.