domingo, 27 de julio de 2014

Frustrante

 Cómo jode recordar algún momento bello
y, al mismo tiempo, darte cuenta de que no volverá a pasar.
 Complicado es tragar mierda y aguantar con todo ello,
viendo tu nervios hincharse, a punto de reventar.
 Encontrar el equilibrio o dejarse caer de nuevo,
apuntalar los principios para así poder cambiar
y no cometer los errores que seguimos cometiendo,
llevándonos a caminos de rencor y soledad.
 ¿Material o inmaterial?,
me da igual, es mi desvelo,
son mis ansias de entender
por qué no puedo controlar,
situaciones que me pueden
y me alejan de mi anhelo,
me la pela no ser fuerte
lloro si quiero llorar.

Contra las cuerdas

 No puedo escapar.
Seré señalado como si fuese un criminal,
condenado de antemano,
la tónica habitual.
 Las leyes se contradicen
en su propio beneficio,
sólo queda algún resquicio
pa burlar la indefensión.
Todo ese aura que despide
esa élite de necios
con sus lujos y sus precios
me genera repulsión.
 Nos llaman violentos
por quemar un contenedor
mientras venden armamento
al por menor y al por mayor.
 No hacer caso no es opción
cuando liquidan todo aquello
que nos sirve pa vivir.
 No hay escarmiento o lección,
pa quien piensa que existir
es miedo y resignación.

Expiación

No me hables de igualdad si consideras
que existen clases más bajas que la tuya,
no me hables de moral si te reiteras
ninguneando los errores de aquellos que piensan como tú.
 Dices paz y buscas bulla,
ves rojo y vistes de azul,
no hay doctrina que construya
algo que valga la pena
si no hay libertad, ni luz.
 ¿Sabemos cuál es el problema
de tanto mirar a los otros?
Quizás el quid del dilema
es que el mal somos nosotros.
 Consumimos y callamos,
si no llega la desgracia
no nos solidarizamos.
Ahogándonos en abundancia
nos creemos inmortales,
mas no hemos dejado de ser más que vulgares animales.
 Hay personas ilegales
por nacer en otro sitio,
en cambio, el robo y el vicio
se consideran normales.
 Hay cretinos integrales
buscando sumarte a su causa
hasta auparse en los altares
de otra letanía falsa.

Cuando llegue el invierno

 Cuando llegue el invierno
y el frío y la humedad conspiren
para congelarme,
me quedará la añoranza de los días de sol.
 Conservaré el calor
por debajo de mi carne
me comeré el dolor y erizarás mi piel.
Y contaré las ganas
provocadas por probarte
y te convertirás en una parte de mi ser,
pero ni el mal humor,
ni este mal amor al arte,
podrán cortar mis alas
porque ya me las corté.