martes, 28 de enero de 2014

Off

 Envueltos en una atmósfera alienante
de impactos sonoros y visuales,
relaciones virtuales, actitudes aberrantes,
interactividad al servicio de artimañas comerciales.
 No eres más que un puto número en su maraña de datos,
engordas sus ingresos con un click de ratón,
esto no es la panacea, es una trampa para incautos,
cada vez más complicado se hace evitar su control.
 Lo inmediato es lo que manda,
las noticias se fabrican para desviar la atención,
la máquina no descansa
las voces se multiplican
y todo es ruido de fondo
tratado como información.
 Teléfonos inteligentes
para analfabetos funcionales,
el gran logro de la era de la tecnología,
más borregos complacientes
sin conciencia, ni ideales,
convertidos en productos
de esta nueva tiranía.

Rictus

No busques unas siglas detrás de estas palabras,
pues puede que te encuentres con pozos sin fondo de rabia,
no busques pretensiones materiales camufladas,
pues me alimento del aire y del amor a una causa.
 No le darás importancia,
mas para mí es vital,
aniquilo tu arrogancia,
derribo tu pedestal.
 Somos ricos de ignorancia
y, aún así, pedimos más,
el hartazgo y la vagancia
forman parte de este mal.
 Desasosiego constante,
la razón se paga cara,
realidades aplastantes
rebeldías controladas.
 Titulares rimbombantes,
imágenes manipuladas,
lo de menos, informarte,
el negocio es el que manda.
 Connivencias toleradas,
corrupción a manos llenas,
"mejor no meterte en problemas,
tú dile a todo: sí, Bwana".

Resistencia

 Cuando el hartazgo rebose el vaso
y cada gota se dé cuenta de que juntas son un mar,
el miedo se hará pedazos,
su fuerza será inexistente
y sus armas insuficientes
contra nuestra voluntad.
 Seremos señalados,
tachados de insurgentes,
culpables por ser esclavos,
por ser pobres y decentes.
 Nos llevarán esposados,
como es práctica corriente,
creerán que estando encerrados
no vamos a hacernos oír.
 Cuantos más palos y multas
más razones pa insistir,
no estás vivo si no luchas,
la sumisión es morir.
 Los problemas en casita
no existen si te entretienes
con las mismas pijaditas
banales e intrascendentes.
 Cuando te falte comida
y pa facturas no te llegue,
comprenderás nuestra ira,
valorarás lo que pierdes.

La misma puta piedra

La misma puta piedra sigue ahí,
no es inerte la muy perra,
se está riendo en mi jeta.
 Puede ser que no lo entiendas,
mas, créeme, lo siento así
y no veas lo que duele
cuando tropiezo con ella.
 Es la culpa que retuerce
los renglones nunca escritos,
la impotencia que se crece
y trato de sacarla a gritos.
 Yo dimito.
No voy a intentar convencerte,
no hay nada de complaciente
en los versos que vomito.
 Bien, lo admito,
soledades desnortadas
ya me las busco solito.