viernes, 25 de enero de 2013

Galimatías



 Traspaso el umbral del dolor físico
para no dejar que me afecte el dolor emocional,
concentro mis fuerzas de nuevo,
perpetro atentados líricos
y arrojo hacia el mar abierto
todo lo que me hace mal.
 Miradas que atraviesan los huesos y la carne,
existencias truncadas tras barrotes invisibles,
un lecho de cartones en un rincón de una calle,
escaparates siniestros de opulencia incomprensible.
 Formas parte de una masa tan voluble y maleable
que prefiere no pensar para poder seguir comprando,
te crees el ombligo de un mundo tan injusto y tan cobarde
que consume y nunca sacia sus ansias de tener más.
 Tan sólo eres marioneta con mente y cuerpo de humano,
tan sólo otro triste soldado
que muere intentando matar.
 No me pidas que me calme y que mire pa otro lado,
que deje de preocuparme por tanta desigualdad,
no me pidas que me calle y que me integre en un rebaño
de lobos con piel de cordero y de corderos con bozal.

Cristales rotos


 Qué iluso fui al pensar que me querías
pa siempre y a manos vacías,
tu amor fue un verso inconcluso
que olvidaste en un cajón.
 Necesito una tormenta que me cargue de energía,
empaparme con la lluvia, a falta de algo mejor,
he estado en aquellos lugares donde la razón moría,
pero el cielo no se abría, ni llegaba un salvador.
 Desesperanza a raudales
formando ríos de agonía
y atascando las alcantarillas de las calles.
Te va comiendo y no lo sabes,
quizá no quieras saberlo,
quizá en algún lejano día
tengas la valentía de poder reconocerlo.
 Es olvido, es apatía
lo que devora el momento,
son sensaciones sombrías,
la fría mano del miedo.

Sinestesia


Hay algo que me persigue pero no lo puedo ver,
corro todo lo que dan mis fuerzas y, aún así, no es suficiente,
puedo sentir que me alcanza, me tocan su sombra y su hiel,
intento darle esquinazo pero sobre mí se cierne.
 Me despierto
y no sé qué pudo ser peor,
si un sueño angustioso y siniestro
o patearme tres barrios
buscando vender mi sudor.
 Fechas en un calendario,
rutinas que traen desazón,
devaneos imaginarios
combaten el mal humor.
 Y mientras el mundo sigue girando
mi ser se va retorciendo,
a hostias escarmentando,
a decepciones aprendiendo.
 No esperes que espere sentado
a ver llegar lo que quiero,
pelearé aunque esté cansado,
aunque muera en el intento.