sábado, 25 de julio de 2015

Out

Los dedos arrugados
de naufragar en lágrimas,
temores enquistados,
el peso de las ánimas.
Deseo encarcelado
tras rejas invisibles,
instinto cercenado
por reglas inservibles.
Y soy servidor, no sirviente,
mas esclavo de mí mismo,
lo cortés y lo valiente
reflejando un espejismo.
Quizás consecuencia inherente,
escapo de lo corriente,

no pienso esperar nada más.

Ignominia

  Con la miel en los labios,
conservo las heridas en frascos de vinagre,
y, créeme, no es agradable,
ni que te tomen por tonto,
ni que te sientas un sabio.
Me hundo y no toco fondo,
cautivo en el mar de la duda,
a las conclusiones sesudas
con el silencio respondo.
Ni espero, ni quiero que esperen
a que caigamos de la burra,
somos todo eso que temen,
por eso encarcelan y zurran.
Los cobardes, erigidos
en defensores del orden,
los rebeldes, sometidos
a depurar sus pecados.
Tras discursos encendidos
sus miserias no se esconden,
pues se creen los elegidos,
el resto somos esclavos.
Taparnos la boca a multas,
hacernos pasarlas putas,
prohibir actos y conductas
para “preservar la paz”.
Tu dolor es necesario
y justifica su salario,
prepara un buen talonario
si quieres hacerles temblar.
Pues esa justicia tan ciega
tiene olfato pa las pelas
y tacto con quien maneja

los hilos de la autoridad.

Como el Tone

 No todo lo simple es fácil,
no todo lo sensible es frágil,
tendencia a transitar por el sendero enrevesado,
me cuesta respirar, voy malviviendo de prestado.
Atento,
con tres ojos en la espalda como el Tone por si acaso,
No pliego,
exhalo bocanadas de ilusión a cada calo.
Y cuanto más me pisan y más duele,
más rabia que acumulo y más me puede
el querer dinamitar toda esta mierda con palabras,
paso de tu alquitrán, pues soy y estoy como una cabra.
No disimulo,
ni me camuflo tras una apariencia de tipo duro,
no me vengas con fanfarrias, ya te pueden dar por culo,


con tus putas suspicacias no harás que me sienta inseguro.

Agobio

 Las tripas suenan
pero la boca no tiene hambre,
no quiere tragar polvo,
ni escupir saliva y sangre.
La conciencia en el desguace,
la moral para el arrastre,
la voluntad empeñada
en no evitar el desastre.
Si espero más, desespero,
si lo grito es pa callarme,
prefiero un gesto sincero
a mil parrafadas en balde.
El hastío en mi mirada
simplemente ha de bastarte
para entender sin palabras
que esto puede superarme.
Y si no rebosa el vaso
y los besos ya no saben,
al corazón haré caso,
la cabeza pa guiarme.