lunes, 28 de abril de 2014

Marabunta

 No quiero volver a caer,
ya no puedo permitírmelo,
redimirme o perecer
no paro de repetírmelo.
 No recuerdo qué hice ayer,
mi mente se nubla entre lágrimas,
un libro empecé a leer
y perdí la última página.
 ¿Por qué me tiene que doler
despertarme entre preguntas;
ser parte de la marabunta
que me devoró al nacer?
 ¿Por qué cuando desapareces
y miro bajo mis pies
sólo contemplo un abismo
de más guerras sin cuartel?
 Las promesas se oscurecen,
se pudren en el ostracismo,
los anhelos languidecen
por amor o escepticismo.
 No lo sé...
"el tiempo lo cura todo"
"pudo haber sido y no fue",
lucho, sangro, sufro y lloro,
esculpo a golpes mi ser.

"No sabe con quién está hablando"

 Si sólo fuesen provocaciones...
Si se quedasen en un gesto o en una palabra
no les daría tanta importancia.
 Resignarse ante su arrogancia
nunca fue la solución,
aislarse o poner distancia,
semillas de la frustración.
 Despojar a familias de sus casas,
estafar a los ancianos y dejarles sin ahorros,
darte una patada en el culo, aún obteniendo beneficios,
freírte a multas y a tasas
y hacerte sentir un estorbo.
 ¿Acaso eso no es violencia?
¿La justicia es para todos?
¿entonces por qué su excelencia
se pasa su ley por el forro?
 Embiste como los toros,
más bilis por ese orificio
privilegios vitalicios
que estamos pagando todos.
 Da igual lo que ladren los ricos,
no estás sola, no estás solo,
nuestro amor es más prolífico
que sus artes y sus modos.

Onírico

 Te me apareces en sueños
como un animal salvaje,
mutilas la abstracción
que me aferra al pensamiento,
apenas llevo equipaje,
me pesa, me hace pequeño,
eres como una adicción,
me vas consumiendo por dentro.
 Te veo desnuda y naufrago
en un lodazal de dudas,
esta voluntad tozuda
me sigue causando problemas.
 ¿Con quién aliviar mis penas?
¿con quién compartir la luna?
sólo quedan los estragos,
en forma de rimas crudas.
 La culpa mece mi cama
cuando me azotas con tu indiferencia,
quiero sentir tu presencia
y me ahogo abrazando mi almohada.
Clamores que no se silencian
tras volver a las andadas,
me dejo llevar por la inercia,
huérfano de una mirada.

Orfidal

 El deseo se desboca,
mi cuerpo y mi mente conspiran contra mí,
botas sucias, la voz rota,
una pelea constante son las noches sin dormir.
 Respiro como si se me fuera la vida en ello,
trafico con instantes que no logro imaginar,
doy patadas en el aire hasta quedarme sin resuello,
buscando cómo encontrarte conseguí alejarme más.
 Rebaño los minutos hambriento de ganas de ti,
altero el más bajo instinto buscando sobrevivir,
me refugio en un submundo donde nada está prohibido,
desato a mordiscos el nudo que me atenaza al olvido.