jueves, 25 de junio de 2009

Pesadilla

Una noche desperté sin dientes,
me llevé las manos a la boca,
me aterroricé, pisé el suelo
y estaba todo plagado de serpientes.
Amenazas del tiempo a sus sirvientes,
pesadillas camufladas de ensueño,
tras una vida de diseño, se esconde la muerte omnipotente.
Todo el mundo puede ser benevolente,
y al minuto perder los nervios,
dejándose llevar por el férreo aroma de la sangre.
La atmósfera, envolvente,
impide pensar, por un instante,
que hay unas cuantas cosas en la vida,
que hoy no nos pueden resultar indiferentes.

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