La mano de hierro se esconde tras el paternalismo caduco
de un señor gris del Opus Dei,
con palos de ciego responden, salta a la vista el truco,
"repartamos cera a espuertas, eso es lo que merecéis".
¿Quién eres tú pa prohibirme hacer deporte por la calle?
¿Quién eres tú pa juzgarme por no pensar como tú?
A multas no vas a callarme y, si me metes en la cárcel,
la razón me estarás dando, necio preboste gandul.
Vas a misa cada día y te crees mejor persona,
predicas tu fanatismo cada vez que abres la boca,
menudo cristiano de mierda que reprime y no perdona,
tú sigue apretando las tuercas, ya verás cómo esto explota.
No voy a permitir que me des lecciones de moral,
mientras tu culo se expande en un siniestro ministerio,
enchufar a tu familia es tu ocupación real,
siembra y cosecha más rabia, no podrás ponerle freno.
Es un asunto tan serio que no vale con pensar,
las hostias duelen igual con palabras y con verbos,
no sirve quedarse en casa por lo que pueda pasar,
hace falta hacerles frente, ellos quieren tu silencio.
La seguridad privada es un negocio pa los ricos,
abortar es privilegio de quien se lo pueda pagar,
la factura de la luz ya nos sale por un pico,
esto es una dictadura, no te dejes engañar.
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