Ya puedo dejarme los cuernos
currándomelo a destajo,
pese a no tener trabajo,
que seré un farandulero.
Soy músico, soy un vago,
escribo, un aventurero,
no sigo las reglas del juego,
merezco ser marginado.
En este país de borregos,
donde el pastor es un dios
el díscolo es desertor
reeduquémosle, al talego.
Entrego sangre y sudor,
que no suene lastimero,
pero una canción prefiero
a otro cheque al portador.
Pero busco mi sustento
y aquí sólo encuentro trabas,
eres tonto si no tragas
y aceptas con cualquier cosa.
Situación indecorosa,
no empleado, esclavizado,
apocado y sometido,
has de estar agradecido
y pagarte las esposas.
Ser puta y poner la cama,
no quejarse y trabajar,
sea a quien sea pisar
con tal de encontrar la fama.
Una fama que consiste
en aparentar ser lo más
comprar algo pa fardar,
ser gracioso y contar chistes.
Robarle a tu igual el alpiste,
después de ello, alardear,
el pícaro vuelve a triunfar,
lo históricamente triste.
¿Qué nos queda si no abrimos
la mente de una vez por todas?
Soy sincero, aunque te joda,
de aquí no salimos vivos.
Puta mierda, democracia,
puto fútbol, putas modas,
a otro tonto con sus trolas,
no les voy a reír las gracias.
Y no es opio su receta
como rezaba la cita,
sólo es otra pildorita
de su gris publicidad.
Entiéndelo si te peta,
la cosa está bien clarita
si el muerto no resucita,
de nada sirve amputar.