domingo, 25 de septiembre de 2016

Encrucijada

No dices nada…
Y yo, cabizbajo, recorro las calles
deseando reencontrarme de bruces
con tu mirada.
Esperando levantar la vista
y que me deslumbre tu luz
en una húmeda mañana de nubarrones grises.
No dices nada…
y mis propios pensamientos se rebelan
y se convierten en mis más crueles enemigos.
Asediándome cuando menos me lo espero,
golpeándome tan fuerte, que a veces prefiero la muerte
a este inefable desasosiego.
No dices nada…
Pero sigo luchando a tumba abierta
contra estos gigantes que ojalá fuesen molinos.
Sin más armas que mi sonrisa y mi palabra
acumulando sentimientos que ya no sé dónde meter…


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