Ha llegado esta mañana
un cadáver a la morgue
busquemos en sus entrañas
para ver qué es lo que esconde.
Marquemos con rotulador
dónde haremos la incisión,
firmes y con decisión,
en los muertos no hay dolor.
Cojamos el bisturí,
saquémosle el corazón,
se cansó de percibir
lo falso que fue un amor.
Los pulmones llevan brea,
de fumar ya son marrones,
remordimientos chorrean
de achicar las decepciones.
El hígado ha colapsado,
al igual que los riñones,
la espalda molida a palos,
puñaladas de traiciones.
Los huesos, rotos de rabia
se astillaron en la carne,
un cubo lleno de lágrimas
esperma, sudor y sangre.
El tono de la piel pálida
indica causas mortales
la agonía no fue rápida,
dejemos que el rictus hable.
Los ojos quedaron abiertos
quizás por miedo o espanto,
el abismo de lo incierto
refleja una mueca de llanto.
Las ojeras han formado
dos agujeros negros,
las pupilas se han borrado
al igual que sus recuerdos.
Su mente ha certificado
que murió de inanición,
de hambre de ver plasmados
los deseos en acción.
Y el vivo tornó en finado,
y el vínculo se rompió,
sus heridas han contado
lo que su voz no contó.
Parálisis Permanente-Tengo un pasajero
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