Lo que borra mi
sonrisa
es lo que enciende
mis enfados,
lo que a ti te
aterroriza
a mí me resulta
común.
Aquellos que todo
teorizan
nunca tienen nada
claro,
las certezas no
divisan
más que un
horizonte azul.
Y se quiebran los
sentidos
con un soplo de aire
puro,
y se acortan las
distancias
pero no la desazón
que implica sentirse
vencido
en el último asalto
a los puntos,
añorando la
ignorancia
de creerse un
ganador.