jueves, 28 de junio de 2018

Temperamental

Como arenas movedizas,
como lluvia torrencial,
me envuelve y me aterroriza
esta ficción que es real.
Como echar sal en la herida
y beber agua de mar,
cómo jode una partida
si no hay ganas de marchar.
Como viento huracanado,
como desierto glaciar,
el dolor viste de blanco
y arrasa hasta congelar
todo aquello que antes era
amor y sinceridad,
para tornarse en miseria
y en perpetuo malestar.
Enfrentarse a unos demonios
invisibles hasta dar
con los muros de este agobio
y los achaques de la edad.
Se convierte en un incordio
el simple hecho de pensar
que lo que provoca este insomnio
es lo que me ayuda a avanzar.

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