martes, 31 de julio de 2018

Moría

Siento el impulso creciente
de afrontar la realidad
con el pecho descubierto
y un cuchillo entre los dientes,
con las ganas de la vida
que me queda por gastar.
El deseo es inherente
y absurdo es quererlo domar,
sus raíces son más fuertes
que el sesgo de la moral.
Disfrutaré mientras pueda
y me deje la salud,
prefiero una bacanal
a pompas, misas y luz.
Prefiero mi oscuridad,
a sentirme iluminado
y garante de una verdad
de ídolos de pies de barro.
Si ser libre sale caro
y es estúpido soñar,
no me aferro al desamparo,
me queda mi voluntad.

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