Se sienten poderosos
tras una nueve milímetros,
armas lucen orgullosos
con la muerte como epíteto.
Niños soldado sin voz ni inocencia,
soldados que son niños presos de la inconsciencia,
unos pobres, sin infancia, matando para vivir,
otros ricos, abundancia, papá Estado los engorda,
y luego los manda a morir.
Cuando la sangre tiñe de rojo la tierra
el patriotismo es una palabra sin significado,
cuando los dirigentes anuncian una nueva guerra,
otras trescientas suceden sin que te hayan informado.
Muertos de primera con méritos y funerales,
héroes vivos con medallas que no son más que asesinos,
muertos de tercera, perdedores, ilegales,
por nacer en un lugar que nadie habría elegido.
Caminos equivocados plagados de minas
y grandes chimeneas recortando el horizonte,
trincheras invisibles mutilan y arrancan vidas,
tiroteos incomprensibles de palabras y reproches.
Puestos de acuerdo en no estarlo,
aceptamos que nos vendan sus sueños prefabricados,
no existes si no tienes dinero para comprarlos,
no eres si ya no sientes el dolor del marginado.
lunes, 22 de febrero de 2010
domingo, 7 de febrero de 2010
Ausente II
En un mundo encorsetado
hecho a escuadra y cartabón,
herir sale más barato
que errar y pedir perdón.
Viejos temores pasados
se mantienen a la espera
de baches, momentos bajos,
donde el tedio te supera.
Vulnera mis ganas de vivir,
como las termitas devorando la madera
vicios prohibidos que sirven de falso elixir,
interior confuso, exterior como estatua de cera.
Gritos acallados por el ostracismo
pensamientos no hilvanados entre sí,
enfermedad oculta cuyo nombre es egoísmo
sin riendas y sin futuro,
noches para no morir.
Te recuerdo en la distancia
y sigues causando dolor,
mi miseria y tu arrogancia
juzgaron al perdedor.
Vives en mi cerebro
y me haces caer y sangrar,
los corazones de hierro
quieren hacerme cambiar.
Convertirme en marioneta,
matar mi felicidad,
marcarme miedos y metas,
cual veleta manejar...
Y demostrarme que el viento
es su falso bienestar,
sus leyes y reglamentos
no entienden de libertad.
hecho a escuadra y cartabón,
herir sale más barato
que errar y pedir perdón.
Viejos temores pasados
se mantienen a la espera
de baches, momentos bajos,
donde el tedio te supera.
Vulnera mis ganas de vivir,
como las termitas devorando la madera
vicios prohibidos que sirven de falso elixir,
interior confuso, exterior como estatua de cera.
Gritos acallados por el ostracismo
pensamientos no hilvanados entre sí,
enfermedad oculta cuyo nombre es egoísmo
sin riendas y sin futuro,
noches para no morir.
Te recuerdo en la distancia
y sigues causando dolor,
mi miseria y tu arrogancia
juzgaron al perdedor.
Vives en mi cerebro
y me haces caer y sangrar,
los corazones de hierro
quieren hacerme cambiar.
Convertirme en marioneta,
matar mi felicidad,
marcarme miedos y metas,
cual veleta manejar...
Y demostrarme que el viento
es su falso bienestar,
sus leyes y reglamentos
no entienden de libertad.
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