lunes, 22 de febrero de 2010

Caramelos envenenados

Se sienten poderosos
tras una nueve milímetros,
armas lucen orgullosos
con la muerte como epíteto.
Niños soldado sin voz ni inocencia,
soldados que son niños presos de la inconsciencia,
unos pobres, sin infancia, matando para vivir,
otros ricos, abundancia, papá Estado los engorda,
y luego los manda a morir.
Cuando la sangre tiñe de rojo la tierra
el patriotismo es una palabra sin significado,
cuando los dirigentes anuncian una nueva guerra,
otras trescientas suceden sin que te hayan informado.
Muertos de primera con méritos y funerales,
héroes vivos con medallas que no son más que asesinos,
muertos de tercera, perdedores, ilegales,
por nacer en un lugar que nadie habría elegido.
Caminos equivocados plagados de minas
y grandes chimeneas recortando el horizonte,
trincheras invisibles mutilan y arrancan vidas,
tiroteos incomprensibles de palabras y reproches.
Puestos de acuerdo en no estarlo,
aceptamos que nos vendan sus sueños prefabricados,
no existes si no tienes dinero para comprarlos,
no eres si ya no sientes el dolor del marginado.

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