De nada sirve llorar y lamentarse
cuando aquello que tenías se esfumó,
caminos grises y largos que no volverán a cruzarse,
distanciarse no consigue aplacar ningún dolor.
He metido la pata tantas veces
que no merece la pena que me mires a los ojos,
he perdido el rumbo,
yo me hundo, tú te creces
mas sigo siendo el culpable de todo este destrozo.
Cuando pedir perdón no es suficiente,
cuando la tristeza habita tras una cara sonriente,
cuando buscas, encuentras y no sabes lo que quieres,
cuando hay puertas que se cierran para olvidar lo que temes.
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