martes, 6 de abril de 2010

Volátil

Las heridas siguen doliendo,
pues, entre otras muchas cosas,
vivir significa sufrir.
Verdades que queman, mentiras piadosas,
cuanto más me voy conociendo
menos temo el momento de morir.
Si mi aspecto exterior habla por mí,
¿por qué preocuparme en ser mejor persona?
Placebos traicioneros, sin subidón, ni frenesí,
como quitarte del jaco metiéndote metadona.
Colecciono cicatrices cual medallas
productos de una guerra donde las palabras no perdonan
confundí mi destino y creí ver una playa
donde sólo había desiertos de invernaderos de lona.
Busco mi pequeño reducto,
un insignificante lugar que me permita pensar
sin tener que rayarme, ni proferir exabruptos,
donde poder respirar, aunque sea bajo el mar.
Si todo lo que me gusta no da dinero,
si cultivar sonrisas no da para comer,
si Dios dijo que los últimos serían los primeros,
¿por qué es delito ser pobre y un don ansiar el poder?.
Disiparme como el humo del cigarro que me fumo
volar hasta la estratosfera y luego desaparecer,
estallar en mil pedazos a ver cómo me consumo,
aniquilar la espera, a la razón ofender.

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