Podría escribir cien mil versos de amor no correspondido,
describir atardeceres lejanos y artificiales,
podría pedirte que vuelvas, si es que alguna vez te has ido,
y me expliques por qué habitas en el fondo de mis males.
Refriegas contra uno mismo,
purgas de llantos y lágrimas que no sirven para nada,
nada tengo y nada quiero, buceo en el ostracismo
de un ser vulgar y corriente que consume madrugadas.
Puñetazos y patadas hacen que gaste energía,
contra aquellos que revientan con odio nuestra utopía
de niños felices y alegres que se niegan a crecer
y tragarse las mentiras de quien ostenta el poder.
Me duele al abrir un grifo y ver el agua malgastada
me duele ver cómo tiras lo que ya no te hace falta
me duele hasta ser humano, me duele hasta tener alma,
me dolió cuando nací, pero no cuando me vaya.
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