Me invade la ansiedad de nuevo,
intento controlarme y ya no puedo,
quiero salir de esta jaula
pero sin ella muero,
lo que no aprendí de buenas,
de malas me lo impusieron.
Acostumbrados a mirar para otro lado
cuando los problemas llaman a la casa del vecino,
acostumbrados a callar, a vivir lavándonos las manos,
a parecer respetables siendo unos simples cretinos.
Necesito mi dosis de sufrimiento
para aferrarme al suelo que me vio nacer,
necesito obstáculos que me sirvan de escarmiento,
y no rosarios, ni báculos, ni dioses a los que obedecer.
Ya no necesito creer
en filosofías baratas
cargadas de peroratas
sobre cómo o qué has de hacer.
Tan sólo quiero esa sed
que alimenta estos renglones,
sin pretextos ni ambiciones,
soñar no es retroceder.
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