lunes, 7 de noviembre de 2011

Introspección V

Busqué tan dentro de mí que se me olvidó salir
y desde entonces todo mal es menor,
la tinta tejió palabras que nunca me atreví a escribir,
el sudor mojó mis sábanas de inquebrantable temor.
Permanecí inalterable por fuera,
como las fachadas apuntaladas de los edificios en ruinas,
por dentro sólo cascotes, vigas rotas de madera,
algo murió sin remedio, enfermedad, ni medicina.
Ahora contemplo el cielo sentado sobre los escombros,
prefiero ver las estrellas a una luz artificial,
ahora me pierdo en silencios, recojo cristales rotos,
ya no creo en sortilegios de falsa felicidad.

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