Hago míos tus demonios
y me desangro en lágrimas,
ojeras y caras lánguidas
son el más fiel testimonio.
Que se evapore este agobio
bajo una ducha caliente,
que se esfume de repente
o se convierta en irrisorio.
Deseo traspasar lo corpóreo
y me estampo contra un muro,
me levanto, me sacudo
y vuelvo a intentarlo otra vez.
Y no es memoria de pez
lo que hace sangrar mis heridas,
son las noches mal dormidas
tras tropiezos y traspiés.
Emociones tan intensas
que me vuelven del revés,
sobran ganas, faltan fuerzas,
no hay opción, resistiré.
ohhh, para ser un poemita tan chiquito que grande es, ¡me ha gustao mogollon!
ResponderEliminar¡Gracias, Vicky! Un abrazo.
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