La lluvia no da tregua
y la humedad se puede tocar,
el frío a la luna mengua
y el viento embravece al mar.
Hasta el agua de los charcos
refleja un cielo sombrío,
un horizonte sin barcos,
madrugadas sin rocío.
Población adormecida,
cercenada, envejecida,
la mentira y la traición,
monedas de curso legal.
Seguimos cayendo en su trampa,
en la lucha fratricida,
hastiados de frustración,
buscando una identidad.
Parece que nunca escampa,
que siempre estamos igual,
ilusiones y esperanzas
se diluyen con la edad.
Lo que ayer era locura
hoy se convierte en cotidiano,
clavos en las herraduras,
mil putadas entre hermanos.
Lo siento,
no puedo estar de tu lado,
si mutilas tu inocencia
y haces callar tu consciencia
por un plato de garbanzos.
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