La misma puta piedra sigue ahí,
no es inerte la muy perra,
se está riendo en mi jeta.
Puede ser que no lo entiendas,
mas, créeme, lo siento así
y no veas lo que duele
cuando tropiezo con ella.
Es la culpa que retuerce
los renglones nunca escritos,
la impotencia que se crece
y trato de sacarla a gritos.
Yo dimito.
No voy a intentar convencerte,
no hay nada de complaciente
en los versos que vomito.
Bien, lo admito,
soledades desnortadas
ya me las busco solito.
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