Le cedo la palabra al subconsciente,
pero el músculo y la pluma corren de mi cuenta,
me pueden los anhelos inocentes,
el pensar que, todavía, aquella puerta sigue abierta.
Cerraré los ojos para siempre
y el mundo seguirá girando,
y no espero ni quiero contemplar desde arriba
cómo todo se va a la mierda.
Ya no sirven reprimendas,
ya no sirve ser consciente,
lo que ellos llaman salida
es una huída hacia adelante.
Un punto en ninguna parte,
tan único como igual
a otro punto semejante
en cualquier otro lugar.
Sé que no soy importante
mas no me dejo aplastar,
rabia, veneno en mi sangre
antídoto, libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario