He llenado cuadernos de lágrimas,
he aparcado sentimientos en lo más
hondo de mí,
me he enfrascado en esta lucha y no
puedo pasar página,
transité por los infiernos de las
almas al morir.
He visto sueños quemados bajo losas
relucientes,
me estremecí bajo un manto de silencio
aterrador,
clases para desclasados, cementerios de
valientes,
complacencia maloliente en palabras del
traidor.
Tú compites, yo comparto
y no lo entiendes,
me tomas por un tonto por no esperar
nada a cambio,
dime tú, que eres tan sabio, lo que me
hace diferente,
si respiro el mismo aire y escribo en
el mismo papel.
Mi paciencia peina canas,
pero sigue habiendo ganas
de enfrentarme otro mañana con la
sonrisa de ayer,
de consumirme pensando en estirar las
madrugadas,
de dormirme recordando lo que no
volveré a ser.
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