miércoles, 14 de diciembre de 2016

Toma Soma

No es un aro por el que estás obligado a pasar,
es una trituradora a la que te empujan sin más,
no es tu culpa, aunque te lo hagan pensar,
tan solo eres otra pieza en manos de su capital.
Si estás en paro, te dicen que pienses en positivo,
que quizá no estén buscando gente con tu perfil,
no hay poder más aberrante que el poder adquisitivo,
no existes si no consumes, resígnate a sobrevivir.
Y si todo se resume a comprar comodidades
y la gente ya no aspira a mejorar sino a tener,
no hace falta que me cuentes del dinero sus bondades,
pues hay miseria a raudales, pero no la quieres ver.
Te conformas con dorarle la píldora al poderoso,
esperando su propina como el ludópata un bingo,
juzgas por las apariencias y te crees muy generoso
por cumplir tu penitencia de ir a misa algún domingo.
Pero el Dios que tanto buscas está sordo como el muro
que construyes con falacias para acallar tu conciencia,
comiendo de un plato caliente mientras otros comen crudo
cualquier minucia es excusa para mostrar obediencia.
Cuarenta años de hostias parece que hicieron efecto,
las masas se quedan en casa o, como mucho, van al bar,
los que mandan se mantienen, el atraco fue perfecto,
se murió el perro... y la rabia es lo que me hace vomitar.

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