Cuando las circunstancias se rebelen contra ti
y la piedra se convierta (una vez más) en el camino,
cuando tu mente se nuble y no puedas distinguir
el tiempo de la distancia en este viaje sin destino.
Cuando desees olvidar hasta los buenos momentos
con tal de no recordarlos ni añorar que se repitan,
cuando esa puerta se cierre en tus narices de nuevo
y la derrota te ciegue entre lágrimas que irritan.
Cuando mil impedimentos te asedien hasta agotarte
tratando de controlarlos o evitarlos ignorando,
cuando una estúpida palabra no sirva para sanarte,
y las luces traigan sombras y la risa muera en llanto.
Cuando entiendas que ese amor fue más corto que este olvido
y ya no puedas reprimir toda esa rabia contenida,
cuando estés en lo más bajo, en el nadir de tus sentidos,
y el atajo que te ofrezcan sea otro punto de salida.
Uno, dos, tres… Respira…
Tres, dos, uno... Inspira…
Uno, dos, tres… Respira…
Aún sigues vivo…
Aún sigues viva…
Respira.
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