Ausencias que ayer
fueron caricias,
anhelos de un deseo
desnortado,
desdichas colecciona
quien codicia
salir sin un rasguño
de este paso.
Cualquier razón
que impere siempre es nimia
frente a un reloj
que cuenta los estragos
de un tiempo donde
el tedio y la malicia
se han convertido en
actos cotidianos.
Abarca la estrechez
de quien la mira
se afana en retorcer
lo recordado,
la realidad ardiendo
en una pira,
las llamas queman
bosque y forman pasto.
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