Donde tú ves una ciudad gris
yo veo un cielo verde
y una llanura vasta,
sólo quedan dos opciones:
esconderme o enfrentarme
y salir sin pasta otro viernes.
Fumando un peta sobre un puente
perpetrando nuevas rimas,
contemplando la corriente
que en la noche pasa desapercibida.
En derredor valles y cimas,
y árboles de hoja caduca y perenne,
testigos mudos de tiempos
pasados, presentes y en ciernes.
Al calor de una tímida luz
que se pierde en la oscuridad...
atizando palabras por combustible,
la naturaleza es un todo plausible
e indomable que admirar.
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