Jóvenes que piensan como viejos
prejuzgando y sentenciando al diferente,
fachadas relucientes, interiores cual pellejos
nauseabundos que despiden despotismo maloliente.
Empresarios erigidos en salvadores del mundo
llenando sus bolsillos a costa de los demás,
la ley de los vencedores, la lógica del absurdo
loados explotadores de dinero por moral.
Un veinte por ciento viviendo de puta madre,
ochenta por ciento restante presos de la desgracia,
pudriéndose entre miseria, en la calle o en la cárcel,
las cuestiones importantes nunca tienen importancia.
Asesinos trajeados conceden ruedas de prensa,
respetados directivos que controlan nuestras vidas,
no le des muchas vueltas, ve llenando tu despensa,
no vaya a ser que mañana no tengas para comida.
Las utopías están para alcanzarlas
con sudor y con esfuerzo, noche a noche, día a día,
normal es perder el aliento, despreciable es olvidarlas
y dejar de ser un niño para ser un policía.
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