La ciudad se erige amenazante,
mientras el campo sucumbe a intereses comerciales
alquitranarlo todo es el sentir imperante,
toneladas de basura que crecen cual matorrales.
Intenté alcanzar el mar
pero erigieron un dique,
intenté con otro hablar
y no encontré más que un tabique.
Hastiado quise escapar
a pie entre coches y ruido,
más coches volví a encontrar,
más humos y más pitidos.
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