Calado hasta los huesos
pero sudando de rabia,
hoy los charcos son espejos
de un cielo gris que agua sangra.
Mira bien por tu pellejo,
la cosa está complicada
para vivir sin complejos,
ni maldad en la mirada.
Los mercados nos devoran
pero yo soy el culpable,
mis costumbres y mis gustos
les parecen despreciables.
El Estado nos controla
pero yo soy el culpable,
un niñato, un pintamonas,
causante de todo el desastre.
El dinero nos coacciona
pero yo soy el culpable,
la crisis se soluciona
sufriendo y sudando sangre.
Las cosas ya no funcionan,
la economía es un desmadre,
pero ¿a quién van a culpar,
cuando ya no haya culpables?
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