jueves, 20 de diciembre de 2012

Keep the faith


 Odio la pasividad de la gente
que piensa que las injusticias son cosa ajena,
no puedo soportar las actitudes complacientes
de los sepulcros blanqueados causantes de todo el problema.
 Para ellos eres un cliente y no un enfermo,
una pieza de barro moldeable a su antojo
y no un estudiante.
 Un trasto inútil y viejo y no un anciano,
y, en vez de un ser comprometido,
un malvado maleante.
 Viven en una dimensión tan alejada de la nuestra
que no les importa lo más mínimo nuestro dolor,
se aferran a sus privilegios con mil y una formas siniestras,
censuras, desahucios, condenas, celdas, normas y traición.
 Contra su insultante soberbia, un tartazo de humildad,
un bofetón de vergüenza en su cara de cemento,
más voces que griten verdades que no quieren escuchar,
sus desplantes no se arreglan si sólo nos lo proponemos.
 Tenemos la razón y el pensamiento crítico
pa mandar a tomar vientos sus pseudoargumentos cínicos,
la voluntad y el valor, incalculables, sin precio,
amor, compromiso, pasión, antídotos al desaliento.

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