jueves, 21 de marzo de 2013

La espuela


 ¿Te sentirías mejor si te dijera que todo fue mentira?
¿Serviría de bálsamo la decepción?
¿Podría curar con mi ausencia tus más profundas heridas?
Mientras, vago a la deriva,
persiguiendo un sueño cada vez más difuso,
voy dando a mis miedos salida
en forma de garabatos y otros versos inconclusos.
 Sucumbo a los arrebatos
de noches fugaces de juerga,
mañanas de bicarbonato
cagándome en mi calavera.
 Charlas de barra de bar,
la penúltima o la espuela,
el tiempo gastado en privar
los tragos amargos que quedan.
 La cabeza es un ladrillo,
la tripa, una hormigonera,
los brazos se vuelven rodillos,
los pies, puntales en tierra.
 Y cuando todo se quiebra...
otra vez fundido a negro,
se apaga la voz del cerebro,
el sueño profundo no espera.

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