martes, 21 de mayo de 2013
Subterráneo
Ojalá pudiera contener este torrente de palabras,
callarme y soportar la presión en vez de estallar,
ojalá pudiera estar en una calma permanente,
mas, como cabra, tiro al monte y ya no lo puedo cambiar.
La empatía, inexistente si hay dinero de por medio,
viejos amigos de siempre convertidos en extraños,
vínculos destruidos por cuitas, rencores y engaños,
por confundir amistad y valor con el interés y el precio.
A la sombra de unos sueños tan fugaces como etéreos
cultivé mis ilusiones, regadas con sangre y saliva,
cargando pesadas losas a la espalda, de por vida,
creo en sufrir y aprender, no en viejos principios férreos.
Sudo tinta y lloro lágrimas de piedra,
elijo mis propios clavos pa después crucificarme,
encerrado en un estado de ánimo inalterable,
purgo faltas y pecados y los guardo bajo tierra.
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