Cállate.
Deja que el silencio nos envuelva
y entenderás que lo mejor que puedo darte es mi presencia.
Mi insignificante ser se muere de ganas de algo más,
pero sólo puedo alimentarlo con pequeñas sensaciones.
Hastiado e indiferente al mismo tiempo,
pero nunca resignado.
Prefiero seguir siendo el raro,
en una tierra donde el odio es rentable y da sustento.
Me alejo y me es ajeno
todo lo que no lleve tu nombre,
sigo tragando podredumbre,
hundiendo aún más mis pasos en el cieno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario