Siento envidia de la guitarra que
abrazas,
de las cuerdas que rasgas con soltura
de emociones desgarradas.
Siento envidia de las palabras que
pronuncias
y que acarician tus labios empapadas de
tu aroma y tu saliva.
Siento envidia de las marcas de los
años en tu frente
pues te acompañarán para siempre
y te harán cada vez más bella.
Siento envidia de esa estrella
que me sonríe burlona
sabiendo que no podré alcanzarla
y regalártela como signo de mi amor.
Y la fe no me abandona
cuando espero agua de mayo en tu
sonrisa,
no concibo tener prisa
cuando tú estás a mi lado.
Y si estoy equivocado
o voy a estarlo hasta las cejas,
me da igual si no te alejas
y me guardas un huequito en tu memoria.