Lagrimones por el filo de la cara,
dibujan surcos de impotencia
desgarrada,
renegrones van dejando sobre la piel
horadada
las señales imborrables de esta puta
suerte insana.
Soy tu apoyo y me rechazas,
cada vez te veo más lejos y ya no sé
lo que hacer,
es la culpa que atenaza
sentimientos encontrados imposibles de
vencer.
Intento evadirme y disparo
sobre mi propio cadáver las palabras
más hirientes,
no hay clemencia, ni reparo,
soy duro conmigo mismo, me niego a ser
indolente.
Me atrinchero tras las sombras y me
armo de paciencia,
para intentar comprender el porqué de
esta encerrona,
ya no oculto mis desgracias, prefiero
luz de evidencias,
aunque duela, ser sincero, curtirme
como persona.
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