Puede que exprese una cosa
e interpretes lo contrario,
que yo vea en ti a un amigo
y tú en mí sólo a un adversario.
Tras una espera tediosa
de vueltas al calendario,
el tiempo es mudo testigo
del vivir y sufrir diario.
Por veredas sinuosas
transitan las almas en pena,
arrastrando una condena
de odio e ideas maliciosas.
Las espinas de las rosas,
el antídoto al veneno,
como calma al desenfreno
echando más tierra a la fosa...
hasta llenar el vacío
y engañar a los sentidos
jugando a un juego de críos
que se niegan a crecer.
Luchando hasta perecer
por encontrar un lugar
donde no haya que imponer,
ni mentir, ni traicionar.
Más ganas de vomitar
toda mi rabia en sus caras,
de reventar a patadas
toda su falsa moral.
Y cuando me quede sin piernas
me defenderé a dentelladas,
no importa el dolor que sienta
mientras fluyan las palabras.
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