sábado, 8 de octubre de 2011

Matrioska

Soñé que me despertaba
de un sueño que nunca tuve
donde la lluvia brotaba
de un suelo plagado de nubes.
El cielo se enladrillaba,
el mar era de agua dulce,
los ríos de agua salada
y eran gélidas las luces.
En las cálidas tinieblas
los niños se refugiaban,
las lágrimas eran fiestas,
las sonrisas engañaban.
Unas fauces devoraban
con sus dientes de metal
los vestigios que quedaban
de hectáreas de vegetal.
Soñé que me despertaba
y al rato volvía a caer
en otro profundo sueño
del que ya no desperté.
Aquel lugar me sonaba
y ni siquiera sé porqué,
algo extraño me esperaba
y más vulgar no lo encontré.
Enrevesando en renglones
ilusiones del revés,
haciendo crecer obsesiones
lo irreal ya no lo es.

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