Por una vez sé lo que quiero
y no lo puedo tener,
pero lo más triste es que no depende de mí.
Intentaré ser sincero
de otra forma no sé hacer
por fuera, parezco entero,
por dentro soy un sin vivir.
No necesito mares de aguas tranquilas,
me basta con sumergirme en el azul de tus ojos,
no necesito razones, tampoco expresiones precisas,
el mayor de mis placeres, arrancarte una sonrisa.
Yo vivía en una nube y ahora me siento un despojo,
no quería ilusionarme mas terminé sucumbiendo,
se me agria hasta el carácter, se me llevan los demonios,
no quiero y me siento culpable, la pena me va corroyendo.
Hasta un paisaje bonito
me resulta mediocre, ahora que ya no estás,
mi guitarra llora blues a todas horas.
Las poesías que vomito
tu olor intentan capturar,
la nostalgia se convierte
en una tortura horrorosa.
Tenía un mundo para regalarte
pero no fue suficiente,
me invade la incertidumbre,
entre verte u olvidarte,
entre abandonarme de nuevo
o soportar el derrumbe.
Me bebo mis propias lágrimas
para llenar el vacío,
emborrono mil y un páginas
me enredo en los mismos líos.
domingo, 11 de agosto de 2013
Mal
Rómpeme la ropa
y arráncame el corazón.
Tíralo a la papelera,
canasta de tres puntos.
Los cigarros y las copas
no harán que duermas mejor,
no lo digas, cremallera,
administra tus disgustos.
Voy tirando con lo justo,
siempre en tiempo de descuento,
lágrimas para el difunto,
desaguando el desaliento.
Si aquí nada es infinito
y sólo quedan los recuerdos
plasmados en versos malditos
prefiero no removerlos.
Me duele, me quema por dentro...
ya conozco estos caminos
y ahora vuelvo a padecerlos.
y arráncame el corazón.
Tíralo a la papelera,
canasta de tres puntos.
Los cigarros y las copas
no harán que duermas mejor,
no lo digas, cremallera,
administra tus disgustos.
Voy tirando con lo justo,
siempre en tiempo de descuento,
lágrimas para el difunto,
desaguando el desaliento.
Si aquí nada es infinito
y sólo quedan los recuerdos
plasmados en versos malditos
prefiero no removerlos.
Me duele, me quema por dentro...
ya conozco estos caminos
y ahora vuelvo a padecerlos.
ZzZz
No quiero hablar de mí...
hay cosas mucho más importantes.
No sé muy bien el motivo,
pero sigo estando aquí,
lo que siento, te lo escribo,
el resto es irrelevante.
Más desplantes,
más abusos cometidos
por seres intransigentes.
Más mierda que has de tragarte,
la violencia más brutal
en una cara sonriente.
Somos presos de conciencia
porque estamos atrapados
por coacciones y creencias
que nos marcan de antemano.
En Rusia apalean a los gays,
Fukushima escupe mierda radiactiva,
aquí cada vez más parados,
en millones somos seis,
Estados Unidos y China
mantienen su hegemonía.
Y así, con la tontería,
seguimos siendo culpables
de hacer de la monotonía
una rutina de cobardes.
No importa lo mucho que ladres,
teoría y palabrería,
sin actos de nada nos valen.
hay cosas mucho más importantes.
No sé muy bien el motivo,
pero sigo estando aquí,
lo que siento, te lo escribo,
el resto es irrelevante.
Más desplantes,
más abusos cometidos
por seres intransigentes.
Más mierda que has de tragarte,
la violencia más brutal
en una cara sonriente.
Somos presos de conciencia
porque estamos atrapados
por coacciones y creencias
que nos marcan de antemano.
En Rusia apalean a los gays,
Fukushima escupe mierda radiactiva,
aquí cada vez más parados,
en millones somos seis,
Estados Unidos y China
mantienen su hegemonía.
Y así, con la tontería,
seguimos siendo culpables
de hacer de la monotonía
una rutina de cobardes.
No importa lo mucho que ladres,
teoría y palabrería,
sin actos de nada nos valen.
El Mendigo
Recorre la ciudad de esquina a esquina
buscando entre las basuras,
tragando el humo de los coches,
soportando las bocinas
buscando algún hueco o ranura
donde poder descansar.
Se mueve por las cloacas
como si fuesen su casa,
nunca duerme, ni se amansa,
el sueño le sigue y se esconde,
no se puede relajar.
Un contenedor es un expendedor de pan,
la gente que pasa fumando, estancos que nunca cierran,
del súper, sección favorita, siempre la puerta de atrás
y el colchón más terapéutico es un banco de madera.
Se ha cansado de pedir, robar nunca ha sido lo suyo,
prefiere ocupar su tiempo paseando por el parque,
pero aquí nada es sencillo, siempre sale algún capullo
que le insulta, le señala o le grita que se lave.
Cartón de vino es jarabe,
humilde quitapesares pa un saco lleno de piedras,
su cuerpo es una trinchera
curtida de noches frías.
Jirones, mirada sombría,
empujones de una vida
plagada de salas de espera.
buscando entre las basuras,
tragando el humo de los coches,
soportando las bocinas
buscando algún hueco o ranura
donde poder descansar.
Se mueve por las cloacas
como si fuesen su casa,
nunca duerme, ni se amansa,
el sueño le sigue y se esconde,
no se puede relajar.
Un contenedor es un expendedor de pan,
la gente que pasa fumando, estancos que nunca cierran,
del súper, sección favorita, siempre la puerta de atrás
y el colchón más terapéutico es un banco de madera.
Se ha cansado de pedir, robar nunca ha sido lo suyo,
prefiere ocupar su tiempo paseando por el parque,
pero aquí nada es sencillo, siempre sale algún capullo
que le insulta, le señala o le grita que se lave.
Cartón de vino es jarabe,
humilde quitapesares pa un saco lleno de piedras,
su cuerpo es una trinchera
curtida de noches frías.
Jirones, mirada sombría,
empujones de una vida
plagada de salas de espera.
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