domingo, 11 de agosto de 2013

El Mendigo

 Recorre la ciudad de esquina a esquina
buscando entre las basuras,
tragando el humo de los coches,
soportando las bocinas
buscando algún hueco o ranura
donde poder descansar.
 Se mueve por las cloacas
como si fuesen su casa,
nunca duerme, ni se amansa,
el sueño le sigue y se esconde,
no se puede relajar.
 Un contenedor es un expendedor de pan,
la gente que pasa fumando, estancos que nunca cierran,
del súper, sección favorita, siempre la puerta de atrás
y el colchón más terapéutico es un banco de madera.
 Se ha cansado de pedir, robar nunca ha sido lo suyo,
prefiere ocupar su tiempo paseando por el parque,
pero aquí nada es sencillo, siempre sale algún capullo
que le insulta, le señala o le grita que se lave.
 Cartón de vino es jarabe,
humilde quitapesares pa un saco lleno de piedras,
su cuerpo es una trinchera
curtida de noches frías.
 Jirones, mirada sombría,
empujones de una vida
plagada de salas de espera.

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