Me cuesta horrores
escribir esto. Tanto como me costó encontrar tu respuesta. Tanto
como las lágrimas que derramé implorando por que me quisieras.
Tanto como las noches que pasé, recordando tan solo tu presencia.
Me corta el filo de
tu indiferencia. Aniquila mis ganas de vivir este desamor. Hubiese
roto con todo vínculo de mi pasado por una caricia y un beso de tus
labios. Me hubiese tragado toda la mierda del mundo por provocarte
una sonrisa. Hubiese superado mil negativas por un sí de tu boca. Me
hubiese cortado la lengua, buscando hacerte feliz.
Pero me tocó ser
desliz. Locura de verano de usar y tirar. Barco destinado a naufragar
en los acantilados de tu ombligo. Antes, eterno aliado, hoy,
recuerdo peregrino. Antes, amante entregado, hoy, un vulgar invitado
en encuentros forzados. Tan solo una pequeña parte de la nebulosa de
tu memoria. Un instante fugaz, un deseo pasado que sigue ardiendo en
mí.
Intenta
comprenderme. Necesito desahogarme y quemar todo el amor que me
devora. Pasar la página que tú hace tiempo has pasado. Afrontar y
asumir que jamás volveré a despertar a tu lado. Afrontar y asumir
que todos estos sentimientos no me son correspondidos. Afrontar y
asumir esta soledad que me envenena. Afrontar y asumir que pudiste
ser la mujer de mis sueños. Afrontar y asumir que preferiste otros
brazos antes que los míos. Afrontar y asumir que, haga lo que haga,
y me rebele contra quien me rebele, no volverás para sacarme de esta
mierda con una mirada de complicidad.
Ojalá me fuese tan
fácil olvidarte, como escribir estas palabras cargadas de tristeza.
Ojalá algún día te des cuenta y te creas de una vez todo lo que te
he amado. Que siempre quise estar a tu lado contra viento y marea.
Que este sentimiento no es un capricho de adolescente. Que el vacío
que me estás dejando me va a ser imposible llenarlo con versos.
Te quise, te quiero
y te querré siempre.
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