El día laguidece
y no he salido de casa,
lo siento, no me apetece
disimular mi apatía
con una sonrisa en mi cara.
Intento concentrarme en deshacer
los entuertos que he causado
pero sé que en lo más hondo de mi ser
habitan los demonios que me tienen desquiciado.
Y no se quieren ir,
y yo no puedo expulsarlos,
en mis adentros se han acomodado
y ya forman parte de mí.
Tantas veces creí encontrar por fin la calma
que ahora que arrecia la tormenta
ya no me importa si me traga para siempre.
Tantas veces intenté ser complaciente
con personas que me trataron como a un trapo
que ya no me fío de gran parte de esa gente
que intenta venderme el cielo
rebajao a precio de saldo.
Y ahora consumo mi tiempo
sin pararme a pensar en el ayer,
porque aquellos que antaño me hirieron
dudo que reparen en el dolor que padecí.
Mas nadie podrá vencer
mis ganas por descubrir
paisajes para enmudecer
personas con quien reír.
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